El pasado 24 de octubre, los trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Madrid, decidieron ir a la huelga para exigir la contratación de nuevos conductores de autobús y para evitar que el Ayuntamiento de Madrid externalice servicios.
En una asamblea masiva organizada por el comité de empresa a la que asistieron más de 2000 trabajadores, se decidió convocar paros de dos horas para los días 22, 25, 27 y 29 de noviembre y una huelga de 24 horas para el 3 de diciembre.

Frenar el deterioro del servicio de autobuses urbanos e impedir la externalización de servicios

El proceso de degradación del servicio de autobuses urbanos y el deterioro de las condiciones laborales ha alcanzado un punto crítico en los últimos meses. Los sindicatos denuncian que entre 50 y 100 autobuses no salen de cabecera diariamente por distintas incidencias. Esto repercute significativamente en el incremento de los tiempos de espera y en la masificación de los autobuses en ruta.

Los trabajadores han dicho basta. El detonante ha sido la paralización de la contratación de 85 conductores aprobada por el anterior equipo de gobierno y ahora exigen la contratación inmediata de 200 conductores y entre 400 y 500 más en 2020.
Por otro lado el actual Gobierno municipal (PP y Ciudadanos apoyados por Vox), tiene en el punto de mira para su privatización el servicio de bicicletas (Bicimad) y el teleférico, ambos gestionados actualmente por la EMT.
  
En el caso concreto de Bicimad, ya está muy avanzada la clásica estrategia para empeorar el servicio conscientemente (desde junio se ha reducido significativamente el número de bicicletas en servicio) para presentar la gestión pública como ineficaz y así despejar el terreno para su privatización.

Como muy bien saben los trabajadores de la EMT, la lucha es el único camino. Ya en 2004, el Ayuntamiento del PP intentó privatizar el servicio de avituallamiento de los talleres de la EMT de Fuencarral y fue la lucha de los trabajadores lo que desbarató los planes de Alberto Ruiz Gallardón y su equipo.

La lucha contundente y decidida conseguirá frenar los planes del Ayuntamiento de Madrid

Los trabajadores tienen la capacidad y la fuerza para generar la presión necesaria para  conseguir sus justas reivindicaciones. 
El delegado de Medioambiente y Movilidad, de quien depende la EMT, Borja Carabante, se ha negado a hablar con los trabajadores mientras la convocatoria de huelga siga encima de la mesa, en un intento de dar una imagen de firmeza. El siguiente paso será el de intentar poner a la «opinión pública» contra los trabajadores. Para ello utilizarán los medios de comunicación a su servicio que desarrollarán una ruidosa campaña de criminalización de la huelga.

Es necesario que el comité de huelga formado, contrarreste esta campaña con un minucioso y amplio plan dirigido a los usuarios del transporte público (obreros y obreras en su mayoría), explicando las razones de la huelga. Habría que organizar ya repartos masivos de propaganda en los puntos neurálgicos de la red de transporte, asambleas, en coordinación con las asociaciones vecinales y sociales, en los barrios, etc.
Por otro lado sería muy importante dar a la huelga la perspectiva de una lucha global por mejorar toda la red del trasporte público de la CAM. 
 
El servicio de metro y el de los trenes de cercanías sufren los mismos males

En los últimos meses las incidencias en el transporte público no solo han afectado a los autobuses de la EMT. En Metro de Madrid dependiente de la Comunidad de Madrid (CAM) y en los trenes de cercanías, dependientes del Ministerio de Fomento, se ha producido un significativo crecimiento de los incumplimientos en la frecuencia de trenes, incremento de los retrasos, etc.

Mención especial merece la evidente degradación que está sufriendo el servicio prestado por Metro de Madrid. El pasado 17 de mayo  el diario El País publicaba un artículo acerca de la conmemoración de los 100 años de Metro de Madrid, titulado: «Metro, próxima estación: decadencia». La propaganda del PP no puede ocultar la inexorable decadencia que padece.

La frecuencia de trenes ha disminuido considerablemente, incrementándose los tiempos de espera y las aglomeraciones. Las razones son claras. El número de viajeros ha crecido a un ritmo del 4% anual, pero este aumento no se ve reflejado en el incremento del número de trenes. De hecho mientras que en 2010 había 2369 trenes en 2018 había 2322 y hoy hay casi un 9% menos de maquinistas que en 2016.

Las condiciones para unir la lucha de los trabajadores de la EMT, Metro, trenes de cercanías y de todo el transporte público de la CAM están dadas, de esta forma la fuerza de los trabajadores será irresistible y se podrá alcanzar la victoria.  
 
 
 

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