Un trabajador en la UVI mientras los medios de comunicación imponen un muro de silencio

El martes 1 de agosto un trabajador de Renasur, una empresa de instalaciones eléctricas subcontratada por Navantia en su astillero de Cádiz, sufrió un gravísimo accidente. Las informaciones que nos transmiten sus compañeros es que a consecuencia de una descarga eléctrica el trabajador ha sufrido gravísimas quemaduras en una mano y se encuentra ingresado en la UCI.

Una vez más, se comprueba la relación directa entre la precarización de las relaciones laborales, que alcanza una de sus máximas expresiones en el astillero de Navantia-Cádiz, y la siniestralidad laboral. Los accidentes no son inevitables caprichos del destino, son la consecuencia directa de la precariedad y del imperativo de subordinar la seguridad en el trabajo a la obtención de más y más beneficios para una patronal, la de las empresas auxiliares del sector naval, que tiene sus manos manchadas de sangre.

La dirección de Navantia, que, no lo olvidemos, es una empresa pública controlada directamente por el Gobierno, es tan responsable, si no más, que los empresarios de las subcontratas. Es la dirección de Navantia quién promueve la precarización y la degradación de las condiciones de trabajo, relegando la seguridad laboral a un mero trámite que hay que cumplir para cubrir las apariencias, pero sin que la vida, la salud y la integridad de los trabajadores les importe un comino.

Silencio sepulcral de los medios de comunicación y del Comité de Empresa de Navantia

Excepto una escueta nota en la SER, es inútil buscar información sobre este accidente en los medios de comunicación gaditanos, esos mismos medios que hace pocas semanas vomitaban su odio contra los trabajadores de las subcontratas que protestaban contra los despidos, el incumplimiento del convenio y la degradación de sus condiciones de trabajo. Esta vez la consigna de los amos de la prensa es el absoluto silencio. Que no trascienda nada de este accidente, no vaya a ser que se compruebe fehacientemente que el incumplimiento de las medidas de seguridad ha tenido algo que ver y se levante una nueva ola de indignación.

La prensa no está sola en su mutismo. También el Comité de Empresa de Navantia y su presidente, José Antonio Bolaños, han optado por el silencio. ¿No tienen nada que decir sobre este accidente, sobre las circunstancias en que se produjo o sobre la forma en que se realizó la primera atención al compañero accidentado?

Compañeros de trabajo nos indican que la tarea encomendada al compañero, la limpieza de un cuadro eléctrico, tiene que hacerse con el suministro eléctrico al barco desde tierra cortado, y que por esa razón este trabajo suele hacerse por las noches. El accidente ocurrió pasadas las 18 horas y, evidentemente, el suministro eléctrico no había sido cortado. ¿Nadie en Navantia y en la empresa Renasur son responsables de esta negligencia criminal?

Además, que el accidente haya tenido lugar a esa hora indica que, posiblemente, el compañero estuviera realizando horas de trabajo más allá del final de su jornada. Navantia y Renasur deben aclarar inmediatamente este extremo. En incontables ocasiones desde el sindicalismo combativo hemos denunciado la estrecha relación entre el agotamiento físico y mental causado por las jornadas laborales excesivas y el incremento en la siniestralidad laboral. ¿Estamos ante un nuevo caso en el que la avaricia empresarial desprecia y pone en riesgo la vida y la salud de los trabajadores?

Y por si esto fuera poco, compañeros del accidentado, presentes en el momento y lugar del accidente, nos comentan que el equipo de asistencia que prestó los primeros auxilios carecía de oxígeno. Tenían una bombona, si, pero vacía. Si esto se confirmase, sería una nueva negligencia criminal directamente imputable a las direcciones de Navantia y Renasur. ¿Es que nuestras vidas no valen el precio de una bombona de oxígeno en las adecuadas condiciones para su uso?

Por cierto, el accidente tuvo lugar en un buque gasero, el Seapeak Catalunya, precisamente uno de los contratos de reparación que según la prensa, la UGT y la dirección de Navantia se había perdido como consecuencia de las jornadas de huelga realizadas por la plantilla del astillero de Cádiz. Para propagar a los cuatro vientas esa supuesta “pérdida de contrato” los medios de comunicación no escatimaron medios. Ahora, cuando está en vilo al vida de una persona, el silencio es atronador. Una verdadera demostración de los que les importan a los capitalistas – y a algunos dirigentes de la UGT - nuestras vidas: absolutamente nada.

Desde Sindicalistas de Izquierda e Izquierda Revolucionaria hacemos llegar al compañero accidentado, a su familia y a sus allegados nuestros mejores deseos de una pronta y completa recuperación. Este lamentable – y evitable – accidente nos refuerza en nuestro compromiso por seguir luchando por unas condiciones de trabajo dignas y seguras. Como la experiencia ha demostrado sobradamente, solo la lucha enérgica de nuestra clase podrá conquistar unas condiciones laborales en las que no sea necesario jugarse la vida para ganar el pan de cada día.


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