El pleno del Ayuntamiento no ha aprobado la proposición presentada por el Grupo Socialista para un Pacto de la Cultura. La proposición contó con los votos a favor del Grupo Socialista, el voto en contra del Partido Popular y las abstenciones de Ahora Madrid y Ciudadanos. Esta noticia supone un jarro de agua fría para la Plataforma en Defensa de la Cultura, que ha venido proponiendo y practicando un proceso participativo para establecer los objetivos y recursos que deben contemplarse en una renovada política cultural, como la que Madrid y el país entero necesita.

La voluntad colaborativa de la Plataforma y la propuesta del PSOE planteaban el cumplimiento de lo establecido en el acuerdo de investidura que permitió a Carmena y su equipo ocupar la alcaldía: la presentación y aprobación en Pleno Municipal de un Pacto por la Cultura. Aunque desde el primer contacto de una comisión de miembros de la Plataforma con los más altos responsables municipales se les advirtió que no eran los únicos posibles interlocutores, la intención de esta propuesta no pretendía constituirse como interlocutores privilegiados, exclusivos y excluyentes, sino ser valorados por sus aportaciones en el diagnóstico de la situación y en las perspectivas de posibles alternativas.

La Plataforma está preocupada por la situación del mercado del espectáculo y las condiciones administrativas, organizativas y fiscales en las que se desarrolla la actividad profesional de artistas, intérpretes, ejecutantes o creadores, pero también por los aspectos que ligan el ámbito de la Cultura con unos objetivos entroncados en la Economía Social. Preocupa la vida profesional de los artistas pero también el impacto social de la oferta cultural, preocupación, por cierto, inicialmente visible en algunas comparecencias ante los medios de cargos relevantes de la Delegación de Cultura.

El Pacto por la Cultura puede entenderse como el comienzo, el fin y/o el marco de un proceso de participación de las gentes de las Artes y de la Cultura y de los espectadores, consumidores y usuarios en el diseño de una política cultural municipal. Se puede discutir sobre sus señas de identidad, el grado de representatividad de los interlocutores, sus intenciones documentadas o supuestas, los participantes… Pero no es una cuestión sin importancias que una duda sobre la intencionalidad de la propuesta, su oportunidad, su metodología, sus protagonistas o sus contenidos ocasione un retraso en la formulación de esa política. Sobre todo porque “la herencia recibida” parece presionar sobre tomas de decisiones que, sin explicaciones convincentes, parecen contradecir la voluntad declarada de formular alternativas radicales a la política del anterior Gobierno Municipal.

Como ejemplo de lo anterior: En el mismo Pleno se aprobó el Plan Especial de la Calle Fuencarral, 123, que permitirá el cambio de uso de los Cines Roxi. Este Plan contó con los votos a favor de Ahora Madrid y el Partido Popular y el voto en contra del PSOE y Ciudadanos.

No menos importante es conocer con todos los detalles el papel que va a desempeñar alguna empresa de gestión cultural, que ya operaba en la anterior legislatura, en el desarrollo de programas de importancia sociocultural (que debiera ser estratégica) como el llamado “Madrid Activa”.

La Plataforma en Defensa de la Cultura agrupa un número tan importante de “asociados” y algunos de sus asociados son tan significativos y representativos que merece más que buenas palabras y, desde luego, algo más que desconfianza. Hasta diríamos que se merece que la pongan a trabajar para no ser solamente (y ya es importante) un “observatorio” o un “lobby”, sino un interlocutor que aporta (por su mero existir y actuar) una información de primera mano profesional y “sociopolítica” sobre qué piensa una amplia representación de los distintos sectores culturales sobre sus condiciones de trabajo y el sentido social del mismo. Su existencia y actividad es útil al actual Gobierno Municipal de Madrid, a los responsables políticos y directivos de la Delegación de Cultura si se la sabe “aprovechar” con sus propias funciones y responsabilidades: transmitir mucha información, elaborar opinión, impulsar la movilización de artistas y públicos y trabajar conjuntamente con otros interlocutores en la búsqueda de alternativas. No son meras palabras: la Plataforma lo viene haciendo desde que se organizó al calor del “abrazo” que se le tuvo que dar al Teatro Fernán Gómez para que, entre otras cosas, no le cambiaran el nombre.

Y sigue manifestando la voluntad de superar el subdesarrollo y el empobrecimiento planificado generando y apoyando procesos de participación y pactos para establecer un modelo de política cultural municipal que permita la vida profesional de los artistas en condiciones dignas y estables y permita a los espectadores el acceso a unos bienes culturales, apoyando la formación de públicos como principal factor de desarrollo y sostenibilidad del sistema cultural, fomentando la gestión y difusión de la Cultura sin ningún tipo de discriminación, ideológica, administrativa o económica.

Por eso hay que exigir al Ayuntamiento de Madrid, por conveniencia y por coherencia, que dé los pasos necesarios para que podamos conocer su propuesta de modelo cultural, al menos en las líneas generales que deben servir para sustentar un debate y replantearse la puesta en marcha de un Pacto por la Cultura. Y al actual Gobierno Municipal, en Pleno o en la calle, le daremos la oportunidad de practicar la coherencia con lo establecido en su acuerdo de investidura y con lo declarado públicamente por sus responsables políticos y técnicos en medios de comunicación.


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