El documento “Medidas para reforzar las mejores prácticas de gobierno y control en CCOO. Código de conducta”, que será debatido en el Consejo Confederal del 4 de marzo, apunta a aspectos fundamentales tanto del funcionamiento interno de la organización como de nuestra actuación en diversos ámbitos de la acción sindical. Desde GanemosCCOO queremos hacer llegar a toda la afiliación una serie de consideraciones y propuestas para, en nuestra opinión, recuperar urgentemente nuestras mejores tradiciones como sindicato de clase, democrático, asambleario y sociopolítico.

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El descrédito de las direcciones sindicales es patente. Y escándalos tan bochornosos y deplorables como el de las tarjetas opacas de Caja Madrid/Bankia ponen de manifiesto el enorme alejamiento de la cúpula dirigente de los principios del sindicalismo de clase. Un momento así exige una amplia y profunda reflexión que no puede quedar tan sólo en el ámbito de las buenas intenciones. Necesitamos dar un golpe de timón a nuestra acción sindical, pasando a la ofensiva contra el gobierno del PP y la patronal, y recuperando la credibilidad que hemos perdido entre el movimiento obrero. Una vuelta a un sindicalismo combativo que se base en la fuerza de la movilización para frenar y derrotar la ofensiva contra nuestros derechos laborales y sociales, y que rompa con una política fracasada de pactos sociales. Sólo de este giro global podrán salir las medidas necesarias que acaben con el arribismo y la lacra de la corrupción en nuestras propias filas, porque la experiencia ha demostrado que el modelo sindical determina inevitablemente unos hábitos y un comportamiento ético determinados. Una cosa va indisolublemente unida a la otra.          

 

Un diagnóstico sobre las causas que nos han llevado a la actual situación

 

1. En nuestra opinión, las políticas de pacto social y conciliación con el Gobierno y la patronal se encuentran en la raíz de conductas corruptas como las descubiertas en Caja Madrid/Bankia.

El acceso a la dirección de CCOO de personas que han demostrado ser completamente ajenas a los principios más básicos del sindicalismo de clase y que carecían del más mínimo escrúpulo moral no fue una casualidad. Es parte de un proceso de imposición a la afiliación de CCOO de una política desmovilizadora que supedita toda la acción del sindicato a la consecución de acuerdos con el Gobierno, las organizaciones patronales y/o las empresas, aunque esos acuerdos sean gravemente lesivos para los trabajadores. Ejemplos de ello fueron el pacto de pensiones alcanzado con el gobierno de Zapatero, el acuerdo sobre parados de larga duración con el PP, los numerosos acuerdos sectoriales o las firmas de EREs y aceptación de retrocesos en la negociación colectiva. Como compensación a esta política, elogiada por los grandes empresarios, algunos dirigentes sindicales se incorporaron a consejos de administración u otros órganos de dirección de empresas y entidades financieras, donde se asimilaron a los usos y costumbres propios de nuestros explotadores.

Por eso consideramos que la única fórmula que permite asegurar que la conducta de los dirigentes, delegados y representantes de las CCOO se ajusta a las tan invocadas “mejores prácticas de gobierno y control” es romper con el actual sindicalismo de gestión y de colaboración de clase, para recuperar la orientación de CCOO como un sindicato de clase y combativo que defiende de forma consecuente e intransigente los derechos de los trabajadores y que lucha por la transformación de la sociedad en la perspectiva de la completa emancipación de los explotados en una sociedad socialista.

2. Las reglamentaciones y las normas, como ha dejado claro la historia de CCOO, no pueden sustituir al único medio efectivo de asegurar la conducta ética de los responsables del sindicato: el control democrático de la base del sindicato y del conjunto de los trabajadores sobre todos los ámbitos de la organización.

En nuestro sindicato no escasean los reglamentos, pero ello no constituyó un obstáculo para las conductas corruptas descubiertas (y no precisamente por nuestros órganos internos) en Caja Madrid/Bankia.

Por eso es urgente recuperar la participación democrática de los afiliados y afiliadas, devolviéndoles una capacidad de decisión y control que en los últimos años les ha sido usurpada por el aparato dirigente. La afiliación debe recuperar inmediatamente la capacidad de decir la última palabra en todo tipo de convenios colectivos, pactos de empresa o sectoriales, acuerdos interconfederales, etc. Deben ser las bases, a través de asambleas o consultas que cuenten con todas las garantías de limpieza democrática, las que tomen la decisión final en todos los asuntos relevantes que les afectan directamente. Esta es la única forma de conseguir una plena implicación de la afiliación en las actuaciones de CCOO.

Los afiliados de cada sección sindical también deben decidir la candidatura de CCOO a las elecciones sindicales, respetando la proporcionalidad en caso de que en el seno de la sección sindical haya más de una propuesta de candidatura. No pueden volver a repetirse actuaciones escandalosamente antidemocráticas como la vivida hace unos días en la asamblea de la sección sindical de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid, donde los dirigentes de la sección sindical impidieron que una candidatura respaldada por más de 60 afiliadas y afiliados se pudiera votar. Esta forma autoritaria de actuar, negando a los militantes sus derechos democráticos, es la consecuencia de un modelo sindical que no cuenta con los trabajadores.

Para asegurar la labor de control de los afiliados y afiliadas es necesaria la transparencia y la publicidad en las decisiones y, por encima de todo, debe garantizarse la capacidad de las bases del sindicato de revocar a aquellos dirigentes y responsables que no cumplen su labor de forma satisfactoria. Un sistema en el que periódicamente se rindan cuentas ante la base y con la posibilidad de revocar a cualquier cargo es más efectivo que un montón de reglamentos prolijos y órganos de control que únicamente sirven para incrementar nuestra burocracia.

La democracia interna y el pluralismo de CCOO son incompatibles con las represalias contra los discrepantes a las que con tanta frecuencia recurre el aparato de nuestro sindicato. Es inadmisible que la respuesta a la crítica interna sean los expedientes disciplinarios. Exigimos la retirada de todos los expedientes en curso y la anulación de todas las expulsiones y sanciones impuestas por razones políticas y de diferencias en el modelo sindical.

Por último, consideramos que recuperar la democracia interna en CCOO exige cambiar radicalmente los procedimientos de elección de los delegados a nuestros congresos. Sólo la participación directa de la base, eligiendo directamente a los delegados, puede asegurar que es realmente la afiliación quien decide la política de nuestro sindicato y quien fiscaliza y controla la labor de los órganos de dirección.

Dada la gravedad del momento que atraviesa nuestro sindicato, desde GanemosCCOO proponemos que el primer paso para establecer de verdad unas “mejores prácticas de gobierno y control” pasa por la dimisión de la Comisión Ejecutiva Confederal, responsable última de todas las malas prácticas denunciadas, seguida de la dimisión de todos aquellos dirigentes que han contribuido a degradar la democracia interna y la acción sindical de CCOO.

Consideramos de la máxima urgencia la convocatoria de un Congreso Extraordinario que, tras un amplio debate entre la afiliación y tras la elección de todos los delegados y delegadas directamente por la base, restablezca el funcionamiento democrático y asambleario y la acción sindical combativa que hicieron de las Comisiones Obreras la mejor herramienta de lucha y emancipación con que jamás haya contado la clase obrera del Estado español.

 

Un plan de acción para recuperar CCOO

 

1) Respeto a la militancia de CCOO y a las asambleas de trabajadores. Las secciones sindicales y los comités de empresa deben llevar la iniciativa en la lucha por la mejora de los convenios y la defensa de los empleos (huelgas y movilizaciones). Todas las propuestas deben ser sometidas a las secciones sindicales, que deben recuperar su impulso como organización básica de CCOO, y las asambleas de trabajadores. Los órganos de dirección deben acatar las decisiones que en ellas se adopten. No se puede firmar por parte de CCOO ningún acuerdo contra la opinión de las asambleas de trabajadores.

2) Control democrático de los responsables sindicales: elegibilidad y revocabilidad de los mismos. Los liberados de CCOO, así como los cargos de responsabilidad, deben ser elegidos democráticamente por las asambleas de afiliados de la empresa, sector o ámbito correspondiente. Todos los cargos de CCOO deben estar sometidos a la revocabilidad por parte de quienes los eligieron.

3) Los responsables de CCOO deben vivir como cualquier trabajador. Su salario no puede ser mayor que el de un trabajador cualificado (no puede exceder los 1.800 euros netos al mes). Se deben suprimir todos los gastos de representación. Los salarios de todos los responsables de CCOO deben ser públicos y conocidos por toda la organización y el conjunto de los trabajadores.

4) CCOO no puede depender de las subvenciones del Estado y debe abandonar todos los Consejos de Administración. Nuestro presupuesto debe apoyarse en las cuotas de los afiliados y en el apoyo económico de la clase trabajadora. Hay que recuperar las Cajas de Resistencia en todos los conflictos, y las colectas en todas las empresas. Lograr la independencia económica frente al Estado y la patronal es la forma de garantizar un sindicalismo de clase.

5) Las horas sindicales son para la acción sindical. Los delegados de CCOO deben utilizar las horas sindicales para luchar por los derechos de los trabajadores. Deben publicarse en los tablones de las empresas, y hay que rendir cuentas de ellas ante los afiliados y los trabajadores.

6) Respeto a la democracia interna en CCOO. Basta de expulsiones y sanciones a afiliados de CCOO por motivos políticos y de opinión. Ninguna medida antidemocrática más (expulsiones, disolución de Federaciones, secciones sindicales, etc.)

7) Dimisión de la Comisión Ejecutiva Confederal y Congreso Extraordinario con delegados elegidos directamente por la base.

8) Abandonar la estrategia sindical fracasada de pacto social y concesiones a la patronal para recuperar un sindicalismo combativo, de clase y democrático. CCOO debe promover la unificación de las luchas y defender todos los puestos de trabajo. ¡Basta de negociar la destrucción de empleo! CCOO debe movilizar consecuentemente contra la política de recortes y austeridad, confluyendo con los movimientos sociales.

 


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