En un movimiento táctico de gran trascendencia y muy revelador sobre los intereses que defiende el PNV, el lehendakari Iñigo Urkullu, se posicionaba públicamente en la mañana del 30 de septiembre, primer día de la semana de huelga convocada en el metal de Bizkaia, en contra de la lucha de los trabajadores y a favor de la patronal del sector. Según Urkullu, la Federación Vizcaina de Empresas del Metal (FVEM) había hecho «todo lo posible por llegar a un acuerdo» que pusiera fin al conflicto mientras que los sindicatos no tenían «voluntad de dialogar» porque ya habían decidido mucho antes que iban a calentar las calles en otoño.

Las afirmaciones de Urkullu tienen un gran peso político y táctico dentro de la lucha de clases en Euskal Herria, incluso en todo el Estado español. La burguesía vasca es consciente de que se avecina un periodo de gran confrontación en las calles, ya que a la situación de enorme precariedad laboral que han creado en muchos sectores, se une un contexto económico muy inestable para el que ya están preparando nuevos recortes y ataques a la clase trabajadora. Y es evidente que, por su tradición de lucha y su papel en la producción, la burguesía vasca teme especialmente a los trabajadores del metal.

El PNV, el partido natural de los empresarios vascos, hace tiempo que mira con recelo al conflicto en la industria vizcaína. Hay un miedo cierto a que la huelga pueda extenderse a Gipuzkoa y Araba con el impulso que eso supondría para la lucha de clases en sectores más oprimidos y menos sindicalizados. Por un lado, hay un interés en abortar el conflicto del metal con un acuerdo, pero a la vez el sector más duro del empresariado vasco se niega a ceder y a conceder lo que piden los sindicatos del metal por el precedente que crearía en otros sectores en precario. Sería como reconocer que la lucha sirve para conseguir mejoras reales.

Por ello no ha sido hasta el pasado día 30 de septiembre cuando el lehendakari optó por posicionarse abiertamente respaldando a la patronal y criticando la lucha de los trabajadores. No es la primera vez que lo hace, pero en este caso sí es una llamada clara a cerrar filas en su partido con el siguiente mensaje: no podemos permitir que la conflictividad laboral vaya a más en los próximos meses, en los que nos jugamos mucho (elecciones estatales en noviembre y al Gobierno de la CAV en 2020). Para ello utilizarán todos sus medios a su alcance, como la propaganda de los medios de comunicación o la represión de la Ertzaintza, como ya ha ocurrido en todos estos días de huelga en el metal, en los que se ha agredido salvajemente a numerosos piquetes.
 
Unificar las luchas. ¡Huelga General!
 

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